Batalla. El
Ejército afirma que algunos cocaleros del
[distrito de] Monzón [en la jungla peruana cerca
de Tingo María] se han convertido en "voceros
oficiales" de los narcos, quienes amenazan y
matan a los agricultores.
Hace un mes Rusel Nieto,
cocalero del pueblo de Chipaco,
fue asesinado en su propio domicilio. Su cuerpo
fue hallado cuatro días después por un amigo suyo
y la Policía aún sigue
investigando las causas de su muerte. Sus vecinos
afirman que habría sido un ajuste de
cuentas del narcotráfico.
"En esta zona por lo menos hay 70
laboratorios clandestinos. Los mismos cocaleros
entre ellos se matan porque están vinculados al
mercado negro. Aquí, el 90% de coca que se
cultiva es vendida al narcotráfico",
nos revela una fuente del Ejército que opera en el
Frente Policial Huallaga (FPH).
Ellos señalan que la Policía ingresa con apoyo
aéreo y que en los últimos meses los
han golpeado fuertemente. Poseen 9
unidades, cada una de 70 u 80 hombres.
"A la semana hay dos o tres salidas
(operativos). Intentamos salir a diario, pero
primero debemos obtener información de
inteligencia".
Pro cocaleros
El Ejército también señala que muchos
dirigentes cocaleros respaldan a los
narcotraficantes y que "se han
convertido en su voz oficial". "Nadie desconocido
puede tomar fotos o ingresar solo al Monzón. No
hay policías, los cocaleros son los que mandan a
la población. Los mismos alcaldes son
manejados por ellos y están en contra de la
erradicación", afirman.
Uno de ellos es el alcalde del centro
poblado La Libertad Caunarapa, Isaac
Avendaño Romero. Allí sus dos mil
habitantes se dedican a la agricultura.
Algunos son productores de café, y el resto
(mayoría) cultivan hoja de coca.
"Nuestra meta es cambiar la imagen del centro
poblado. Hemos tenido reuniones para
aplicar un plan de cultivo alternativo a la
coca, pero no estamos a favor de la erradicación.
Si los agricultores comercializan con el
narcotráfico, eso no lo sabemos. Pero
queremos conservarla porque la hoja es un
patrimonio cultural", señala. Al
respecto, la alcaldesa de Chipaco,
Mary Quiñónez Sifuentes, afirma que lo
mejor sería cultivar solo café y dejar atrás el
pasado cocalero.
Piden apoyo del Estado
"Ya estamos hartos de que nos digan que
en Monzón solo hay narcotráfico. Eso no es
verdad. También hay gente trabajadora,
luchadora, que ya no quiere cultivar hoja de coca
porque desea vivir en la legalidad, pero no tiene
los medios, ni el apoyo, porque el Estado está
ausente en esta zona", sentencia.
Y, mientras mira hacia todos lados, por temor a
que los cocaleros de la zona la vean, dice que su
pueblo necesita más pistas y carreteras,
para alcanzar el desarrollo: "No todo el valle es
así".
José Aguirre, alcalde de Pucayacu,
dice que el 90% de su pueblo ya no cultiva hoja de
coca pero que necesitan financiamiento
para comprar herramientas, maquinarias y
semillas para cosechar otros productos.
"Nos hablan de erradicación, pero no es
fácil, hace falta financiamiento,
apoyo, si no la gente se muere de hambre. Por eso
pedimos más proyectos".
Claves
Laboratorios rústicos: A
través de resultados de inteligencia, el Ejército
consigue desarticular bandas de traficantes e
incautar los insumos químicos que ingresan desde
el norte.
En Aguaitía los cultivos
ilegales se están erradicando. Allí se han ubicado
86 laboratorios rústicos. Todos los operativos son
con presencia del Ministerio Público.
Testimonios de vida
Vilma Ascensios Maguiña (profesora
en el valle del Monzón). Hemos venido trabajando
proyectos con los estudiantes para mejorar sus
condiciones de vida y estudio. La idea es dar a
conocer los productos del Monzón como el plátano,
la yuca, la cocona, para que aprendan otras formas
de vivir y no solo se dediquen al cultivo ilegal
de hoja de coca.
Nos hemos preocupado de eso porque hay un
bajísimo rendimiento estudiantil y mucha pobreza.
La mayoría son hijos de cocaleros, porque solo a
eso se dedican aquí, para qué vamos a mentir, y
son casi cinco mil jóvenes de 13 a 18 años que
están distribuidos en 13 colegios.
Este lugar tiene cosas buenas, gente trabajadora
que quiere salir adelante pero no tiene recursos y
cae en la ilegalidad por ignorancia y falta de
oportunidades.
Aldo Campos Valverde (profesor
en Chipaco). En el 2010 hubo un deslizamiento del
cerro debido a la intensa deforestación para
sembrar hoja de coca. Por esa razón y, debido al
riesgo de que un huaico sepulte al pueblo con sus
50 familias, se está construyendo el Nuevo Chipaco
a unos cinco kilómetros de aquí.
Este cerro era verde y tenía grandes arbustos,
pero los cocaleros le prendieron fuego para
sembrar sus plantaciones y luego, cuando ya no
tuvieron nada más que sacar, abandonaron la
tierra. Por ello Indeci ha declarado en emergencia
esta zona.
Pedimos ayuda al gobierno porque hay muchos
niños que no van al colegio. De 140, solo 60 van a
la escuela y a veces. ¿Qué futuro les espera en
estas tierras? Ni siquiera hay recursos. Hay que
extender los programas de ayuda a zonas alejadas.
Juana Espinoza Mallqui (madre
emprendedora de Aucayacu). Tengo cuatro hijos, de
30, 27,13 y 6. Los dos menores aún estudian en el
colegio.
Mi esposo antes se dedicaba al cultivo de hoja
de coca y ganaba aproximadamente 500 soles
mensuales cosechando. Luego vendió su tierra
porque tuvo problemas y compramos una mototaxi,
que la usamos para trasladar el plátano que
cosechamos y pasajeros.
Para salir adelante estamos estudiando en un
instituto que nos capacita en cocina y repostería,
gracias a Cedro. Cuando erradicaron la hoja de
coca en Aucayacu nos hicieron un bien porque jamás
hubiéramos podido estudiar ni ver que en el mundo
existen otras formas de salir adelante. Vivíamos
en constante peligro porque acá los cocaleros se
matan entre ellos por dinero y te piden cupos.>