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<Los primos diabólicos
Un humilde trabajador fue asesinado por prestarle
11 mil dólares a una amiga, en Lurín.
Por: Víctor Patiño y Myriam Beteta*
A los universitarios Anabell Teresa Jácome
López (31) y Erick Ricardo
Rosales López (25) no solo los unía el
lazo de sangre por ser primos hermanos. También otro
lazo, esta vez siniestro e imperdonable: la sangre
de Ricardo Julio Ccama Pantoja
(46), amigo de Anabell, a quien hace cuatro años
asesinaron a sangre fría y abandonaron su cadáver en
un paraje desolado de la playa San Pedro, en Lurín [en el sur de Lima].
El motivo no pudo ser más inaudito, según la
acusación fiscal que los denunció por homicidio
calificado: lo mataron para no pagarle 11 mil
dólares que Ricardo le había prestado a su amiga
Anabell, a quien llamaba cariñosamente “Mi gordita”.
Las páginas policiales bautizaron a este par de
estudiantes de Administración e Ingeniería
Industrial, de prestigiosas universidades privadas,
como “Los primos diabólicos”.
La mañana del primero de febrero del 2008, los
madrugadores pescadores se encontraron con una
macabra escena en la playa: el cadáver de un hombre
con evidentes golpes en el rostro, sin billetera y
los bolsillos del pantalón arrancados. “Pobre pata”
-le dijo un pescador al policía Raúl Mendoza, el
primer efectivo en llegar.
“YO SOY TU GORDITA”
¿Qué podían tener en común una estudiante de la UPC
[Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas] y un
obrero de mantenimiento del Club Waikiki? Nada, si
no fuera porque en el 2005, la víctima conoció a la
acusada de matarlo a través de su amiga y compañera
de estudios del instituto “San Agustín”, Gabriela
Becerra Ayala, quien tenía un local de
fotocopiadoras “Copy Show” en la avenida Benavides,
en Miraflores, donde trabajaba Anabell. En ese
tiempo tenía 18 años y, según el hermano de la
víctima, Jaime Ccama Pantoja, ella ya sabía que
tenía una cuenta en el banco de 11 mil dólares. En
efecto, Julio, con su sueldo en el club, nunca
hubiese podido tener esa cantidad ahorrada. Su
atribulada madre aclara esa situación que, al final,
condujo a su engreído a una muerte cruel e injusta.
“Tengo una hija que radica desde hace años en
Argentina. De ese dinero, 6 mil dólares eran de ella
y 5 mil míos, de la venta de un terreno. Puse la
cuenta mancomunada con mi pobre hijo porque, como
trabajaba en Miraflores, podía hacer algún retiro
para alguna emergencia. Nunca imaginé que él pudiera
disponer de ese dinero. Esa chica se aprovechó de su
buen corazón, lo llamaba todos los días al trabajo.
Le decía “yo soy tu gordita” y mi pobre Julio le dio
el dinero. Cómo una chica de 25 años le va a pedir
11 mil dólares prestados a un hombre mayor. Hubiese
preferido que nunca le pague, pero que deje con vida
a mi Julio”, sostiene entre sollozos.
Lo que cuenta la sufrida madre lo refrendan los
compañeros de trabajo de Julio en el Club Waikiki.
Antolín Flores, jardinero, recuerda que un mes antes
de ser asesinado, Ccama le confesó: “Tengo una amiga
que me debe dinero y se hace la loca”. En efecto, en
diciembre del 2005, la joven le pidió prestado 11
mil dólares para poner una librería. Le mostró los
documentos que acreditaban que ella era propietaria
del negocio de fotocopiadoras. Cuatro años después,
cuando Gabriela Becerra Ayala, quien la presentó con
el obrero, su mejor amiga y compañera de
departamento, le dijo a la fiscal otra cosa. “El
negocio es mío, lo puse a nombre de Anabell porque
tengo otros juicios y así me protegía del embargo”.
La hermana de la víctima asegura que es otra prueba
de que su hermano fue maquiavelícamente engañado.
Por ese tiempo, la universitaria astutamente
acosaba a Julio. Lo llamaba a su trabajo en el “Día
de los enamorados”. “Estoy sola, ¿qué me vas a
regalar?”, lo endulzaba, hasta que el honrado
trabajador le entregó el dinero. Los 11 mil dólares
que le costarían la vida. Pasaron tres años y no le
devolvió ni un dólar y nunca abrió una librería.
Julio decidió entablarle un juicio, pero cometió el
gran error de decírselo. “Su error fue llamarla para
advertirle que mejor le pague antes de proceder
judicialmente, fue allí donde la universitaria
habría decidido eliminar al prestamista”, sostienen
los detectives que descubrieron el caso.
El 30 de enero del 2008, hubo varias conversaciones
telefónicas. Ella lo llamó más de ocho veces ese
día, logrando concertar una cita. La reunión fue
pactada para las 9 de la noche. El punto de
encuentro sería el cruce de las avenidas Angamos y
la Vía Expresa, en Surquillo. Hasta allí llegó la
mujer en compañía de su primo a bordo del vehículo
de placa AIB-644, Hyundai, color azul. El trabajador
del Waikiki subió al auto y se sentó en el asiento
del copiloto, mientras que Erick iba detrás de él.
En horas de la madrugada, entre las 2 y 4 de la
mañana, fue asesinado. Según las investigaciones,
Erick Ricardo Rosales López agarró del cuello al
joven [a Julio] hasta dejarlo sin vida, mientras que
Anabell le cogía las manos para evitar que se
defienda.
ESTRANGULADO
El protocolo de necropsia concluyó que “el
agraviado murió de asfixia mecánica, o
estrangulamiento”.
Al percatarse de que había muerto, la pareja
abandonó el cuerpo en la playa “San Pedro”. Tras
varios meses de investigación, la policía pudo
descubrir el móvil y los autores del asesinato del
trabajador del club Waikiki, a través del manuscrito
que su conviviente Jenny Mercedes Bustamante Ocapoma
encontró en el dormitorio de la víctima. Este decía:
“ Dinero en dólares, le presté a Anabell Teresa
Jácome López… (11 mil dólares). Amiga de mi
compañera Gabriela Becerra Ayala, su tienda está en
Benavides “Copy Show”. Las dos viven en Recabarren,
dpto. 305”.
Al principio, su “gordita” mintió descaradamente y
le dijo a los investigadores que “no veía ni hablaba
con Julio desde diciembre del 2007”. Pero a las
llamadas de los celulares de ella y su primo se sumó
el reporte de las llamadas de los acusados en los
días previos, el mismo día y posteriores al
homicidio. Eso los perdió. Anabell llamó a Julio
hasta las 8 de la noche de su asesinato. Con el
rastreo de la ubicación de los celulares de los
primos (rastreo de celdas activas) determinaron que
ellos estuvieron ¡en la playa “San Pedro” a la hora
del homicidio! Acorralados, aceptaron que mataron al
trabajador, “pero sin querer. Lo abandonamos sin
saber que estaba muerto”.
[15 años ce cárcel
- la apelación el miércoles pasado - la estudiante
debería ser liberada por falta de pruebas]
Las causas y circunstancias que narramos fueron
establecidas por la Tercera Sala Penal con Reos en
Cárcel, que condenó merecidamente a la pareja de
primos -a 15 años de prisión- por los delitos de
homicidio calificado. La sentencia fue apelada por
ambos, por ello el caso se elevó a la Sala Penal
Permanente de la Corte Suprema y el miércoles pasado
se realizó una audiencia donde escuchó al condenado
Erick Rosales, quien dijo que el asesinato fue un
hecho “circunstancial” y que su prima no lo ayudó a
matar a Ccama como sostuvo en un principio. En una
decisión muy controvertida y que ha generado la
enérgica protesta de la familia de la víctima, el
fiscal supremo Pedro Chávarry pidió que se confirme
la sentencia contra Erick Rosales, pero solicitó la
anulación de la sentencia para Anabell Jácome
porque, según él, “no hay suficientes pruebas que la
incriminen”. Increíble.
El hermano de Julio, Efraín Ccama, clama justicia e
invoca a los miembros de la Sala Penal Permanente a
no dejar en libertad a la asesina de su familiar. El
crimen de un honrado trabajador no puede quedar
impune.>
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<Die
teuflischen Cousins.
Ein bescheidener Arbeiter wurde umgebracht, weil er
einer Freundin 11.000 Dollar geliehen hatte. Es
geschah in Lurin.
Von: Victor Patiño und Myriam Beteta*
Die Akademiker Anabell
Teresa Jácome López (31) und Erick Ricardo Rosales
López (25) verbindet nicht nur ein
verwandtschaftliches Verhältnis, weil sie beide
Cousins sind. Sondern da ist auch ein weiteres
Verhältnis, und das ist unentschuldbar: Es handelt
sich um den Fall von Ricardo
Julio Ccama Pantoja (46), der Freund von
Anabell, den sie vor vier Jahren kaltblütig ermordet
haben und die Leiche an einem verlassenen Ort am
Strand "Heiliger Peter" ("San Pedro") verrotten
liessen. Es geschah in Lurin [südlich von Lima].
Das Motiv konnte nicht mehr verschwiegen werden, denn
gemäss der Anklage der Staatsanwaltschaft wurden sie
wegen planmässigen
Mordes angeklagt: Sie töteten ihn, weil sie
Ricardo 11.000 Dollar nicht zurückzahlen wollten, die
er seiner Freundin Anabell geliehen hatte. Er
hatte sie liebevoll auch "Mein Dickerchen" genannt.
Die Texte bei der Polizei tauften diese beiden
Studenten für Verwaltung und Industrie-Ingenieurwesen
- sie waren bei Privatuniversitäten eingeschrieben -
als "Die teuflischen Cousins".
Am Vormittag des 1. Februars 2008 trafen sich die
Frühaufsteher-Fischer mit einer makabren Nachricht am
Strangd: Der Leichnam eines Mannes, der offensichtlich
Schläge im Gesicht abbekommen hatte, ohne Geldbeutel
und mit leeren Hosentaschen. "Armer Typ" - sagte ein
Fischer dem Polizisten Raul Mendoza, der erste Beamte,
der an den Ort gekommen war.
"Ich bin dein
Dickerchen"
Was können denn diese beiden Studenten der
Peruanischen Universität für Angewandte Wissenschaften
(Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, kurz: UPC)
und ein Abwart des Clubs Waikiki gemeinsam haben?
Nichts, wenn da nicht eine Verbindung im Jahre 2005
zustandegekommen wäre, denn das Opfer kannte die wegen
Mordes angeklagte Frau durch ihre Freundin und
Studentenkollegin, die im Institut "San Agustin"
studierte: Gabriela
Becerra Ayala. Sie hatte an der
Benavides-Allee in Miraflores das Kopiergeschäft "Copy
Show", wo Anabell eine Arbeitsstelle hatte. Zu Anfang
war sie 18 Jahre alt, und gemäss der Aussage des
Bruders des Opfers, Jaime Ccama Pantoja, wusste sie
schon, dass er auf einem Bankkonto 11.000 Dollar
liegen hatte. In Tat und Wahrheit hatte Julio diese
Summe mit seinem kleinen Gehalt im Club niemals
zusammengespart. Seine angstvolle Mutter erklärte
dazu, dass am Ende seine Eitelkeit diesen
schrecklichen und ungerechten Tod verursacht habe.
"Ich habe eine Tochter, die sich seit Jahren in
Argentinien niedergelassen hat. Von der Summe von
11.000 Dollar waren 6000 von ihr, und 5000 von mir,
der Erlös eines Grundstückverkaufs. Mit meinem armen
Sohn machte ich dann eine Gesamtrechnung, da er in
Miraflores arbeitete, und so konnte er für allfällige
Notfälle etwas auf die Seite legen. Ich habe mir nie
vorgestellt, dass er über dieses Geld verfügen könnte.
Diese Frau hat sein gutes Herz ausgenützt. Sie hat ihm
jeden Tag an seine Arbeit angerufen. Sie sagte ihm:
"Ich bin dein Dickerchen", und mein armer Julius gab
ihr das Geld. Sie war eine junge Frau, 25 Jahre alt,
und sie hat ihn gebeten, sich das Geld leihen zu
dürfen, von einem erwachsenen Herrn. Es wäre besser
gewesen, wenn es diese Überweisung nie gegeben hätte,
denn dann wäre mein Julius noch am Leben", sagt sie
schluchzend.
Was die leidende Mutter erzählt, wird von den
Arbeitskollegen von Julius im Club Waikiki bestätigt.
Antolin Flores, Gärtner, erinnert sich, dass einen
Monat vor dem Mord Ccama ihm anvertraute: "Ich habe
eine Freundin, die mir Geld schuldet, und sie wird
verrückt." Tatsache ist, dass die junge Frau ihn im
Dezember 2005 um das Darlehen von 11.000 Dollar bat,
um ein Papierwarengeschäft auf die Beine zu stellen.
Sie zeigte ihm die Dokumente die bestätigten, dass sie
Eigentümerin des Fotokopiergeschäftes war. Vier Jahre
später, als Gabriela Becerra Ayala, die dem Arbeitter
ebenfalls vorgestellt wurde - das war ihre beste
Arbeits- und Wohnkollegin - sagte sie der
Staatsanwaltschaft aber etwas anderes. "Das Geschäft
gehört mir, und ich habe es nur auf den Namen von
Anabell übertragen, weil ich noch andere Prozesse am
Laufe hatte, und auf diese Weise konnte ich mich vor
der Sperre schützen." Die Schwester des Opfers
versicherte, dass dies ein weiterer Beweis sei, dass
ihr Bruder mit aller Arglist betrogen wurde.
Und dann begann die Universitätsstudentin
hinterlistig, Julius zu verfolgen. Sie rief ihm am
"Tag der Verliebten" bei der Arbeit an. "Ich bin
allein. Was wirst du mir schenken?" Sie liess ihn
dahinschmelzen, bis der ehrenhafte Arbeiter ihr das
Geld gab - die 11.000 Dollar, die ihm das Leben kosten
würden. Es verstrichen sechs Jahre, und sie hat nicht
einen Dollar davon zurückbezahlt und hat auch nie
irgendein Papierwarengeschäft eröffnet. Julius
entschied sich dafür, gegen sie einen Prozess
einzuleiten, machte aber den grossen Fehler, ihr dies
auch noch mitzuteilen. "Sein Fehler war, ihr
anzurufen, um sie zu warnen, dass sie das Geld eher
bezahlen solle, statt es auf juristischem Weg
einzutreiben. Das war an derselben Stelle, wo die
Studentin entschieden hatte,den Geldgeber zu töten",
ergänzen die Detektive, die den Fall untersuchen.
Am 30. Januar 2008 kam es zu verschiedenen,
telefonischen Gesprächen. Sie rief ihm an diesem Tag
über acht mal an und erreichte, dass ein Treffen
ausgemacht wurde. Das Treffen war für 9 Uhr am späten
Abend ausgemacht. Treffpunkt sollte die Kreuzung
Angamos-Allee / Expressstrasse in Surquillo sein. Bis
dorthin kam auch eine Begleiterin seines Cousins, im
Auto mit der Nummer AIB-644, ein blauer Hyundai. Der
Arbeiter von Waikiki stieg ins Auto auf den
Beifahrersitz, wáhrend Erick nach hinten wechselte. In
den frühen Morgenstunden zwischen 2 und 4 Uhr wurde er
umgebracht. Gemäss den Untersuchungen hat Erick
Ricardo Rosales López den Hals von Julius gepackt und
erst wieder losgelassen, als dieser leblos war,
während Anabell dem Julius die Hände blockierte, so
dass dieser sich nicht wehren konte.
Stranguliert
Das Protokoll der Obduktion kam zum Schluss, dass "der
Angegriffene wegen mechanischer Erstickung oder
Strangulierung gestorben ist".
Als die beiden bemerkte, dass er tot war, verliess das
Pärchen die Leiche am Strand von "San Pedro". Während
einiger Monate der Untersuchungen konnte die Polizei
das Handy und die Mörder des Arbeiters des Club
Waikiki ausfindig machen, und zwar anhand eines
handschriftlichen Textes, der von einer Mitbewohnerin,
Jenny Mercedes Bustamante Ocapoma, im Schlafzimmer des
Opfers gefunden wurde, das besagt:
"Geld in Dollar, habe ich an Anabell Teresa Jácome
López geliehen... (10.000 Dollar). Freundin meiner
Kollegin Gabriela Becerra Ayala, mit dem Geschäft
"Copy Show" an der Benavides-Allee. Die beiden wohnen
in Recabarren, Wohnung Nr. 305."
Zuerst leugnete sein "Dickerchen" dreist alles ab und
sagte den Untersuchungsbeamten, ddass sie "seit
Dezember 2007 Julius weder gesehen noch mit ihm
gesprochen habe". Aber zu ihren Handy-Anrufen und den
Anrufen des Cousins kamen noch die Anrufe der
Angeschuldigten in den letzten Tagen vor dem Mord
hinzu, und da waren auch Anrufe am selben Tag und auch
noch nach dem Mord. Dies liess die Täter in die Knie
gehen. Anabel hatte Julius bis um 8 Uhr abends vor
seiner Ermordung angerufen. Mit dem Aufenthaltsraster
der Handys der beiden Cousins (Raster der Aktivzellen)
konnte genau bestimmt werden, dass sie zur Zeit des
Mordes am Strand "San Pedro" gewesen waren! So wurden
die beiden Täter immer mehr eingekreist, und am Ende
gaben sie zu, den Arbeiter getötet zu haben, "aber sie
wollten ihn nicht tötetn. Wir haben ihn verlassen,
ohne zu wissen, dass er tot ist".
[15 Jahre Gefängnis -
die Appellation letzten Mittwoch - die Studentin
soll mangels Beweisen freigesprochen werden]
Die Ursachen und Umstände, die wir hier erzählen,
wurden von der Dritten Gefangenen-Strafkammer
behandelt, und das Pärchen wurde verdienterweise
zu 15 Jahren Gefängnis verurteilt - druch das Delikt
des planmässigen Mordes. Beide appellierten gegen das
Urteil und so wurde der Fall auch vom Strafgerichtshof
des Obersten Gerichts behandelt. Letzten Mittwoch kam
es zu einer Sitzung, wo der Verurteilte Erick Rosales
zu hören war, der aussagte, dass der Mord ein
"umstandsbedingtes" Ereignis gewesen sei, und das
seine Cousine ihm bei der Tötung von Ccama nicht
geholfen habe, so sagte er nun haupsächlich. Und nun
kam eine sehr umstrittene Entscheidung des
Oberrichters Pedro Chávarry, die viel Proteste bei der
Familie des Opfers provozierte: Chávarry appellierte,
dass man das Urteil gegen Erick Rosales bestätigen
solle, aber beantragte, das Urteil von Anabell Jácome
aufzuheben, weil "nicht genügend Beweise vorhanden
seien, dass sie in den Fall verwickelt sei."
Unglaublich.
Der Bruder von Julius, Efrain Ccama, fleht um
Gerechtigkeit und appelliert an die Mitglieder der
Ständigen Strafgerichtskammer, die Mörderin seines
Familienmitglieds nicht in Freiheit zu entlassen. Das
Verbrechen an einem ehrenwürdigen Arbeiter könne nicht
straflos bleiben.>
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